En la ganadería lechera moderna, la iluminación se considera con demasiada frecuencia una utilidad pasiva. En realidad, es una herramienta poderosa que influye directamente en el rendimiento biológico, el bienestar de los animales y los resultados operativos.
En el centro de esta influencia se encuentra el ritmo circadiano: el reloj interno que rige los ciclos metabólicos, hormonales y de comportamiento de las vacas.
El ritmo circadiano es un sistema de cronometraje interno de 24 horas regulado por neuronas del cerebro sensibles a la luz. En las vacas, este sistema gobierna
Los ciclos de luz alterados, como la iluminación de 24 horas o la mala calidad espectral, pueden perjudicar la conversión alimenticia, la fertilidad y la producción de leche.
Las investigaciones en el sector lácteo demuestran que ampliar los fotoperíodos a 16-18 horas de luz diurna, seguidas de 6-8 horas de oscuridad, puede aumentar la producción de leche entre un 3 y un 7%.
Esto se consigue mediante
Sin embargo, estos beneficios sólo se materializan cuando se optimizan la calidad de la luz, el espectro, la consistencia y el momento biológico, y no simplemente cuando aumenta la luminosidad.
Diseñar sistemas de iluminación adaptados a las necesidades biológicas
Un sistema de iluminación de alto impacto incluye varios componentes básicos:
Gestión del fotoperiodo: Las vacas lecheras se benefician de un fotoperiodo de día largo (LDPP), lo que significa 16-18 horas de luz y 6-8 horas de oscuridad total.
Por el contrario, las vacas secas responden mejor a un fotoperiodo de día corto (SDPP), normalmente 6-8 horas de luz y 16-18 horas de oscuridad. Un clima lumínico eficaz para las vacas lactantes incluye un régimen automatizado que proporciona 16-18 horas de 200 lux por m², seguido de una fase de oscuridad constante.
Espectroluminoso: Se ha demostrado que los espectros de iluminación específicos, utilizados en combinación con una intensidad, uniformidad y programación correctas, favorecen una mayor producción de leche.
Según el concepto RUDAX de HATO, el espectro de la tecnología Lactivus se adapta a las vacas lecheras, suprimiendo la melatonina y estimulando el IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina 1). Esto mantiene a las vacas activas durante más tiempo, ayudando a mantener una producción de leche elevada durante periodos prolongados.
Consistencia y previsibilidad: Al igual que los humanos, las vacas se benefician de un entorno predecible. Un sistema de iluminación uniforme permite a las vacas anticipar las horas de alimentación, descanso y actividad, reforzando los ritmos biológicos que favorecen directamente la producción de leche. La rutina y la previsibilidad son claves para equilibrar la estimulación y el descanso.
La iluminación es un insumo biológico con mejoras directas en el volumen de leche, la eficiencia alimentaria, el confort animal y el rendimiento carbónico. Cuando se adapta al ritmo circadiano de las vacas, la luz se convierte en una palanca de productividad, no sólo en un gasto.
Para cualquier explotación lechera con visión de futuro, la actualización a una iluminación biológicamente inteligente es una de las barreras más bajas para obtener mayores beneficios.